Nos despertamos con el aire fresco del ventilador. No sabemos cuántas horas hace que se hizo la luz pero es una bendición. Bajamos a desayunar y nos sorprenden con un abundante desayuno a base de huevos fritos, tostadas, mantequilla, mermelada, zumo, té y fruta fresca. En este país en el precio de la habitación que es en dólares americanos suele ir incluido el desayuno, una gran ventaja teniendo en cuenta lo difícil que resulta encontrar un lugar para comer comida “cristiana” pues nosotros con la comida seguimos siendo unos inadaptados, y no hay quien nos mueva de nuestra gastronomía mediterránea. Por mucho que lo intentamos no acabamos de encontrarle la gracia a la tradicional comida laosiana, camboyana, tailandesa, china, shan, birmana, etc, siempre a base de arroz y otras hierbas. Somos asquerosamente tradicionalistas y una buena parte del presupuesto lo dejamos en comida. Cada uno tiene sus defectos pero que la gente vaya diciendo que no sé dónde y no sé que más se come de maravilla, no se lo creen ni ellos. Lo que pasas es que la pela es la pela y no es lo mismo pagar 1€ que 5€ y por 1€ se puede comer en estos países pero aburre tanto arroz todos los días!!
Suerte que en breve volveremos a casita para hacer acopio: jamón, pan con tomate, gazpacho, paella, tortilla de patatas, nécoras, percebes, foie, quesitos, torradas, carne, carne, carneeee. Xevi grita chocolate, tarta de chocolate, turrón de chocolate, creppe de chocolate… Quina gana!! Que hambre de cosas ricas!!
Volviendo a la realidad y con el estomago lleno de tostadas y huevos fritos salimos a la calle donde a primeras horas de la mañana el día ya promete. Posiblemente otros 43℃. Nos encontramos con la misma gente de ayer que nos saluda como si nos conociesen de toda la vida y se nos acerca un taxista que decidimos que nos mime. Por 15.000 Kyats/12€ nos subimos en el pequeño Mazda azul de 49 años y Mr. Aung (o algo así) nos lleva a conocer lo más importante de los alrededores de Mandalay, sus tres antiguas ciudades.
El taxi, el taxista y uno de los pasajeros Que pequeñito que es este taxi!!
Hacemos nuestra primera parada en Amarapura, la Ciudad de la Inmortalidad que se encuentra a solo 11 km de Mandalay. Nos acercamos a Ganayon Kyaung donde hay un monasterio al que a las 10 am acuden cientos de monjes preparados para desayunar.
Las ancianas preparan la comida cerca del monasterio Centenares de cántaros esperando a ser rellenados de agua Novicios limpiando los platos para el desayuno La llamada a base de martillazos Todos en fila para entrar al comedor Los últimos los novicios Preparados, listos …… Ya!!Unos niños con thanaka en los alrededores
De ahí nos dirigimos al Puente de U Bein, que mide 1,2 km, tiene 200 años y es el puente de teca más largo del mundo. Lo recorremos de punta a punta coincidiendo con algún que otro turista, pescadores y muchas niñas vendedoras que con su gracia, encanto y buen español consiguen embaucarme para que compre un collar de jade. Increíblemente son capaces de mantener una conversación en español en el momento que nos identifican. “Tu guapa, bonita, si compras tendrás mucha suerte, compra más regalos para tus amigos, para tu familia” estas son las frases básicas que todas saben decir pero a partir de aquí alguna puede mantener una conversación en nuestro idioma y explicarnos cosas sobre el puente, las aldeas de los alrededores y los mejores lugares para la foto. Esta gente cada día nos tiene fascinados!!
Momentos emotivos para el recuerdo No, no quiero comprar nada … … A ver este collarcito … … Que mono que me queda ¿verdad? Paseamos a lo largo del puente Por suerte hay áreas con sombra ya que el calor es insoportable Observamos a los pescadores … … con sus muchas barcas atracadas… … Los preciosos y secos tamarindos … … Y los patitos dándose un chapuzón El entorno es precioso Al llegar al otro lado vemos las increíbles terracitas último modelo …… Los campos de repollo, la hortaliza nacional … … Y a unos niños preparando un refresco de caña de azúcar A la vuelta nos preparamos para el terrible sol Parece que nunca llega el final. Que largo es!!
A pesar de que muchos dicen que por entrar a Amarapura o por pasar por el puente cobran 10US$/7,7€ a nosotros nadie nos ha pedido ni un duro y no hemos visto taquillas en ninguna parte.
Después del relajado paseo por el puente volvemos con nuestro taxista que nos lleva a Sagain, otra de las antiguas ciudades a la que se llega atravesando un modernísimo puente de hormigón que cruza el río Ayeryarwady en el que se pueden ver cientos de troncos de madera de teca esperando los camiones que los llevarán a China por un precio vergonzoso.
Unos chicos nos saludan desde su moto
Nos acercamos a Sagain Hill y Mr. Aung nos deja a los pies de unas escaleras por las que subimos descalzos hasta encontrar la cima en la que se ubica un templo y varias estupas al más puro estilo birmano (que brille el dorado). Desde la cúspide hoy si que disfrutamos de unas increíbles vistas que realmente merecen la pena y nos queda claro el fervor religioso de los birmanos al ver tal cantidad de estupas dispersas por las colinas de Sagain. Resulta que para subir a la colina hay que comprar una entrada de 3US$/2,3€ pero el majísimo taxista nos ha llevado por otro lugar y hemos evadido el pago.
La entrada a Sagain HillOtra fuente pública al inicio del ascensoUna vez más nos esperan largas y empinadas escaleras!! Desde arriba observamos las más de 500 pagodas y estupas de Sagain (las fotos no hacen justicia) Unas monjas de visita al templo que se encuentra en la cimaAllí como siempre más y más budas
De Sagaín nos vamos a Inwa. Mr. Aung nos deja a orillas del río y un enorme barco nos cruza por 1000 kyats/0,8€ ida y vuelta cada uno.
Las jóvenes vendedoras intentan que les compremos más collares y otros objetos. Esta vez sin éxito Cruzamos el río en el grande y vacío barco
Al otro lado del río nos esperan varios carros de caballos para acercarnos a los puntos de interés y aunque parezca muy pijo no podemos resistirnos así que por solo 5.000 Kyats/4€ nos subimos en uno de esos carruajes y al estilo viejo oeste cabalgamos hasta los diferentes templos. Entramos en los gratuitos y evitamos los de pago que al fin y al cabo solo son dos y para visitarlos hay que comprar una entrada múltiple que cuesta 10US$/7,7€ y que sirve también para entrar al Palacio Real y a diferentes templos de Mandalay, como sabemos que una gran parte de esos 10US$/7,7€ va directamente a las arcas del estado evitamos la compra.
El rústico carro de caballos Visitamos la Yadanasinme Pagoda Como no, con sus múltiples budas La tranquila vida en el rústico puebloContinuamos el camino Paramos en las ruinas de otra antigua pagoda Otra vez más y más budas Todo lo que pudimos ver del Monasterio Bagaya que requería de la entrada
En nuestro recorrido subimos a una ruinosa torre de 27 metros de altura, la Atalaya Nanmyin que quedó malherida después de uno de los varios terremotos que han sacudido Myanmar a lo largo de los últimos 100 años. Desde la vertiginosa torre inclinada y agrietada disfrutamos de un poco de aire fresco, las vistas de los templos circundantes y la compañía de los lugareños que aparecen de la nada intentando vendernos lo que sea, cuando descubren que con nosotros no hay caso se olvidan de la venta y se quedan igualmente con nosotros ofreciendo sus servicios gratuitos como guías a cambio de algo de conversación y noticias sobre nuestro mundo.
La atalaya de Nanmyin Nos lo pensamos dos veces antes de subir, pero creemos que con nuestro actual peso no se caerá Las bonitas vistas desde lo alto Luego pasamos por el Maha Aungmye Bonzan que tampoco podemos visitar
Pasamos casi tres horas en Inwa, paseando en nuestro carro de caballos por las casi intransitadas calles polvorientas, interactuando con la gente y fotografiando las ruinas de antiguos y gloriosos templos.
Volvemos a cruzar el río y regresamos a Mandalay en el destartalado Mazda Azul. Aprovechamos los servicios de Mr. Aung para quedarnos en el exitoso restaurante de ayer. Repetimos carne a la parrilla y cerveza y volvemos a la gueshouse bordeando los fosos que separan la realidad del fastuoso Palacio Real. Hoy la corriente eléctrica consigue aguantarse hasta las 10:30 de la noche, una buena hora para acostarnos.
Nos intentan vender más cosas con su fluido español!!
Repetimos carnecita. Que lujazo!! Nuevamente bordeamos los fosos del exterior del Palacio Real De camino ya comenzamos a quemar grasas en unos aparatos de gimnasio públicos, jeje!!