A las 2 de la tarde nos despedimos de Amritsar y su Templo con un poco de pena. Nos subimos en el bus amarillo gratuito que nos lleva a la estación de trenes como sardinas en lata. Xevi y yo los único extranjeros.
A las 14:30 sale nuestro tren rumbo a Jaipur y a pesar de que hace tres días que hemos comprado los billetes hemos estado en lista de espera hasta hoy por la mañana. El tema de las listas de espera en los trenes es muy curiosa ya que tu pagas igualmente el billete y hasta el último momento no sabes nada, muchas veces incluso te quedas en tierra sin devolverte el dinero y otras veces como hoy a pesar de que hemos pagado por 2 literas nos toca compartir una. Esto es India!! Suerte que el precio es ridículo. 622 INR/11,5€ por los dos, ahorrándonos una noche de hotel.
Hemos optado por la modalidad más económica y la que se llena primero, la clase sleeper (literas) en las que hay 6 literas (3 y 3) como los trenes que van de BCN a Galicia pero además al otro lado del pasillo hay 2 literas más espaciosas, a nosotros no han dado una de esas para compartir. La inferior que por el día son 2 asientos y luego se transforma en cama. Súper chulos!! Cientos de ventiladores encendidos y las ventanillas abiertas, ideal para que corra el aire y para tener unas vistas perfectas.
En el tren somos la expectación y se acerca la gente de todos los vagones a saludarnos y a hacerse fotografías con nosotros. Nuestro vagón es un verdadero hormiguero humano y hay veces que estamos rodeados por más de 6 personas al mismo tiempo, un poco agobiante pero también divertido.
Somos la expectación del tren
Las típicas preguntas de que casta somos, de donde somos, cuantos años tenemos, si estamos casados y si tenemos niños. Oh, no tenéis niños todavía!! Les sorprende tanto. Evidentemente mentimos en cuanto a nuestro “estado civil” en India hemos decidido decir que estamos casados pues está comprobado que nos tratan con más respeto, de hecho una de las mujeres de nuestro vagón me coloca su bindi (punto decorativo de color rojo que se ponen las mujeres casadas en la frente, entre los ojos) en mi frente para que quede claro que estoy casada. A partir de ese momento todos me miran con más admiración y felicitan a Xevi por tener una mujer tan hermosa (eso dicen los indios, jeje!!). Les encanta que la gente se case por amor pues sus matrimonios son casi todos concertados.
El recorrido tarda 17 horas y a pesar de que creíamos que sería durísimo el tiempo se pasa muy rápido. A las 8 de la tarde todo el mundo se acomoda para cenar y muchos nos invitan, aunque decidimos no aceptar pero si bebemos del agua de unos amigos rajistanies, en principio el agua y la comida de ayer nos ha sentado de maravilla así que nos atrevemos a dar otro paso.
Cuando sacamos nuestro fuet y panecillos con pipas made in Spain todos nos miran un poco extrañados, pero es lo que tienen las diferentes culturas!! Nosotros estamos comiendo cerdo al lado de una mayoría vegetariana e incluso algún que otro musulmán.
Después de la cena se apagan las luces y un buen hombre lleva a Xevi a una litera de otro vagón que está vacía y que parece que era suya. No entendemos nada, solo sabemos que finalmente los dos tenemos un lugar para dormir rodeados de este “pueblo” tan acogedor.
Perdidos por el mundo 