Perdidos por el mundo

CAMINS… de una galega y un català

Archive for 23 de julio de 2009

Bolivia, empieza la aventura

Posted by chus y xavier en 23 julio 2009

El bus sale a las 6 am, así que gracias a que estamos durmiendo en el hotel de al lado nos levantamos 20 minutos antes, nos vestimos, nos mojamos un poca la cara y bajamos con nuestras cosas. Que pena que no hemos podido disfrutar las grandes toallas blancas ni el desayuno.

Al llegar al autobús casi nos da un ataque, nuestros ojos se abrieron de repente al ver el caos que había montado. Todavía no hemos llegado a Bolivia, pero en el autobús y su entorno está centrada toda su esencia.

En los maleteros ya no cabía ni una aguja y afuera había más cosas que adentro. Cada persona llevaba como mínimo 2 cajas del tamaño de una lavadora y aparte bultos envueltos en telas muy de su país. Y nosotros que pensábamos que llevamos muchas cosas!!

Le preguntamos al conductor donde podemos poner nuestras mochilas y nos indica que las subamos al bus, peo rápidamente sino no habrá sitio.

Al subir nos quedamos perplejos. Los pasillos estaban también llenos de bultos así que dejamos también los nuestros y nos sentamos antes de quedarnos sin sitio. Veíamos el panorama ya desde nuestro asiento a través de la ventanilla y solo con mirarnos nos asustábamos. Aquí empieza realmente nuestra aventura, nuestro viaje.

Mirásemos a donde mirásemos todo estaba lleno de gente y de cosas y afuera todavía quedaba gente por entrar y mil bultos por guardar. Unos los recogían desde las ventanillas, otros los dejaban detrás del asiento del conductor y los demás al pasillo, debajo de las piernas, … Aquí no hay ni ley ni orden. A las 6:15 el conductor decide salir y la gente comienza a gritar que le faltan cosas por subir, otros siguen cargando bultos por la ventanilla con el coche en marcha y otros comenzaban a ocupar sus asientos o los de otros y para ello tenían que escalar los difíciles obstáculos del pasillo entre ellos nuestras enormes mochilas.

Estamos aturdidos, en estado de sock y necesitamos comenzar a asimilarlo todo para poder disfrutar el viaje caótico que nos espera así que nos decidimos a ayudar a la gente con sus cosas. Xevi agarraba los bebes mientras las madres saltaban de un asiento a otro hasta encontrar un lugar vacío. Cerca nuestro, al otro lado del pasillo iba una señora con su niña en brazos y con una bicicleta rosa chicle que no dejaba ver la cara de la orgullosa madre.

Había gente que se quería bajar, otra que no tenía asiento y quería subir, uff!! Un verdadero caos.

Era un autobús chileno lleno de bolivianos más nosotros, otro español y un sueco. Todo súper peliculero. La gente muy amable con nosotros, sonriéndonos e imaginándose, seguro, que somos unos locos por estar allí con ellos. Pero es la experiencia más auténtica del viaje.

El autobús a pesar de que es viejísimo e iba lleno hasta la bandera no paraba de recoger gente por el camino que también subía con sus bultos y sus inconfundibles mantas. Cada boliviano lleva una manta consigo a todas partes y no me extraña porque hace un frío!!

La otra parte de la aventura llega cuando llegamos a la aduana. Salimos a poner nuestro último sello a la salida de Chile y volvemos al bus. Ahí la gente nos comenta que al otro lado, en la aduana boliviana nos espera otro bus así que hay que cambiarlo todo de vehículo y eso será la ley de la jungla. Nos avisan para que corramos a buscar sitio pues no está garantizado un asiento. Que flipe!!

Pues nada, vamos a la aduana boliviana, donde solo hay un triste funcionario en una triste oficina casi en ruínas. Rellenamos los impresos y pagamos 21 bolivianos/2,2€ por persona para ingresar en el país. Paramos en unos puestecillos ambulantes a gastar nuestros últimos pesos chilenos en galletas y caramelos y vamos corriendo a recoger todas nuestras cosas para cambiar de bus. El caos está garantizado pues hay 2 buses que vienen de Uyuni de los que sale gente corriendo con todas sus cosas (esta gente ocupará el bus en el que veníamos nosotros así que corren para buscar un sitio para ellos y todos sus bultos).

Nuestra ventaja es que no tenemos niños ni muchas cosas que cargar (es la primera vez que creemos que vamos ligeros de equipage, como se pueden llegar a relativizar las cosas…) así que encontramos sitio con facilidad y reservamos uno más para el otro español que espera su mochila perdida entre tanto bulto. Gracias que nos avisaron y que nuestro equipaje estaba arriba en el bus y no tuvimos que esperar a la descarga del maletero que resultaba angustiante. Comenzó a mezclarse el equipaje de los pasajeros que venían y de los que iban a Chile y como todos los bolivianos llevan grandes bolsas de cuadros azules ya nadie sabía que era de quien.

Visto todo desde el asiento como mero espectador resultaba divertidísimo pues la gente en ningún momento se enfadaba y todos cooperaban. Si esto pasa en otro sitio se monta la de San Quintín.

Después de más o menos una hora para solucionar el lio por fin salimos hasta Uyuni y lo que antes era un viejo bus ahora era un viejísimo y polvoriento camión convertido en bus y bien necesario que es porque el concepto carretera ya ni existe, todo son angostas pistas llenas de piedra y arena hasta llegar a Uyuni, nuestro destino final en el día de hoy.

El camión-bus boliviano

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El camión iba dejando y recogiendo gente por el camino. Gente indígena, con las vestimentas típicas. Las mujeres con sus trenzas, sus gorritos con forma de bombín y sus mil enaguas debajo de las coloridas faldas que las hacen más pequeñitas de lo que son. La revisora del camión también va vestida con la ropa típica y se mueve de un lado a otro del vehículo en movimiento y dando mil botes cobrando el pasaje sin que se le caiga el sombrero. Además con esas faldas parece que no quepa por el pasillo. Va totalmente enjoyada y lleva placas de oro en los dientes. Da ganas de hacerle una foto pero ni lo intentamos no vaya a ser que nos deje tirados en medio de la nada. El trayecto de Ollagüe a Uyuni tarda más o menos 3 horas y media y pagamos 40 bolivianos/4,2€ por persona. Desde Calama hoy a las 6 am hemos hecho un eterno y pintoresco viaje de más de 10 horas incluyendo las paradas en las aduanas. Un viaje que nos ha introducido en un nuevo país y una nueva cultura casi sin darnos cuenta.

Ollagüe es una comuna de Chile, ubicada en la Provincia de El Loa, II Región de Antofagasta. Se encuentra a 215 km al N.E. de la ciudad de Calama y a una elevación de 3660 msnm, correspondiendo a una cuña de altiplanicie seccionada por el límite Chileno-Boliviano.

Dejamos atrás Chile, un país en el que nos acompañó el mal tiempo casi desde el primer día, donde la gente en casi todo momento con su amabilidad hizo que nuestra estancia resultase mucho más agradable, salvo excepciones, pero las excepciones existen en todas partes.

Hemos estado en Chile en la peor época del año y hemos dejado de visitar quizá lo más increíble, la Isla de Pascua, lo cual nos indica que en un momento u otro tendremos que volver, eso sí en primavera o verano para no echar tanto de menos la inexistente calefacción en casi todos los lugares.

Hemos viajado a lo largo de todo el país, de sur a norte, desde la fría Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile, hasta el desierto de Atacama en el norte que nos sorprendió con una tormenta de arena.

Hemos intentado ver las famosas Torres del Paine y aunque el mal tiempo una vez más nos la jugó, durante unos segundos fué benévolo con nosotros y nos permitió ver sus increibles cuernos cubiertos de nieve.

Hemos cruzado el pacífico para conocer la enigmática Isla de Chiloé donde existen miles de leyendas de piratas y tesoros, el lugar donde más llueve pero también donde las personas tienen esa mágia especial, donde dejan sus actividades por un momento para enseñarte su tesoro, las fantásticas iglesias de madera construídas por sus ancestros y que son tan cálidas como los habitantes de la Isla.

Hemos estado en Pucón, el lugar donde más nos hemos relajado a pesar de que está en constante alerta de erupción volcánica, lo que lo hace realmente tan famoso. Una población bajo la ladera del humeante volcán Villarrica.

Hemos estado en Santiago, la ciudad hundida en un valle. La capital de Chile, el lugar que Pedro de Valdivia eligió para instalar su asentamiento y que está permanentemente cubierta por una nube de humo contaminante.

Hemos estado en Valparaíso donde las casas de mil colores cuelgan de las montañas pareciendo que se vayan a caer y en Viña del Mar un lugar donde cada cosa está puesta en su sitio, todo impecable a la orilla del mar esperando el buen tiempo para recibir a los turistas argentinos.

Hemos visitado casi todos los valles vinícolas, desde el más nuevo donde todavía no hay bodegas, el Valle de Malleco, hasta el más internacional, el Valle de Colchagua, y por supuesto hemos probado los vinos más espectaculares de Chile y el famoso pisco sour.

Lo más curioso, hemos estado en un pequeño reducto de italianos, La Comuna Capitán Pastene perdida en algún lugar de Chile, donde hemos comido la pasta más rica de nuestras vidas.

Referencia aparte se merecen algunos de los amigos que hemos hecho en este alargado país. Tomás Monge, joven y prometedor elaborador de vino, el cuñado y enólogo Francisco Leitón y el crítico vinícola Juan Ernesto Jaeger. Gracias por vuestras recomendaciones vinícolas y gastronómicas, sobre todo por darnos a conocer las hipercalóricas Chorrillanas y por hacer un hueco en vuestras apretadas agendas. Esperamos compensar vuestra gratitud algún día en Barcelona.

Entrando a Chile a través del Estrecho de Magallanes

IMG_2843 (Medium) Punta Arenas

IMG_2905 (Medium) Torres del Paine

IMG_3011 (Medium)Las Cálidas iglesias de Chiloé

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El humeante volcán Villarrica en Pucón

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El mercado en Santiago de Chile

IMG_4770 (Medium) Las coloridas casas en Valparaíso

IMG_4973 (Medium) La preciosa Viña del Mar

IMG_4947 (Medium) Los geiseres del Tatio en San Pedro de Atacama

IMG_6696 (Medium) Espectaculares bodegas y viñedos chilenos

IMG_4994 (Medium) IMG_5215 (Medium) IMG_4854 (Medium)

Ummm!!! Que rica pasta

IMG_4590 (Medium)Cena gastronómica con nuestros amigos chilenos

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Hoy comenzamos una nueva etapa del viaje, un nuevo país con una cultura más indígena, más propia. Pese a que los españoles también pasaron por aquí la huella no es tan evidente.

Estamos en Uyuni y justo hoy hay una feria de alimentos, ropa y demás cosas en la plaza principal. Esta feria es todos los jueves así que tenemos la gran suerte de ver el Uyuni más bullicioso y colorista posible.

Dejamos nuestras cosas en un hostel bastante cutre (apenas tiene agua, pero no nos desesperemos, estamos en Bolivia) donde pagamos por noche 85 bolivianos/9€ precio de derribo y bajamos a la feria donde nos compramos los típicos gorros de lana de cordero y alpaca con dibujos de llamitas. Nos colamos en medio de la gente que viene desde las zonas más próximas a aprovisionarse de alimentos y ropa.

El mercado callejero

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Chus con su nuevo gorro y la vendedora

IMG_6799 (Medium)El reloj en la plaza central

IMG_6795 (Medium)Lo más curioso de la feria es ver los diferentes puestos donde venden remedios para todos los males (dolores de cabeza, espalda, pérdida de memoria…) y como la gente compra todo tipo de hierbas y pastillas.

Entramos en el mercado local donde había gran cantidad de fruta en no muy buenas condiciones y cientos de verduras y hortalizas, muchas de ellas totalmente desconocidas para nosotros, sobre todo las patatas, pues hay más de 20 variedades diferentes de distintos colores y tamaños. Parece ser que en Bolivia y Perú hay más de 300 variedades distintas. Increíble!! Pasamos también por los puestos de carne donde venden vaca, cerdo, pollo, llama, etc. En uno de los puestos de carne de llama preguntamos por un lugar típico para poder probarla y nos recomiendan uno, así que lo buscamos para cenar. El lugar está un poco apartado del centro y es totalmente para bolivianos. No hay ni un turista, solo nosotros.

La parrilla la tienen en la calle y las mesas están dentro. Por 15 bolivianos/1,6€ por persona tomamos un plato de costillas de llama con ensalada, arroz y patatas fritas. Una vez más precio de derribo. El sabor de la carne no es muy diferente a la ternera, la diferencia básica está en que es una carne muy seca, casi no tiene grasa por lo que resulta bastante dura.

La parrilla y el parrillero

IMG_6804 (Medium) IMG_6802 (Medium)El local

IMG_6801 (Medium)La comida

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Después de cenar volvemos al hostal, por el camino compramos unos manís (cacahuetes) a 5 bolivianos/0,5€ el ½ kilo sabrosísimos, parece ser que son de Sucre, la capital constitucional de Bolivia. Nos recuerdan a los de la casa de Xevi cuando el fin de semana antes de pasar a comer nos reunimos todos en la cocina comiendo los sabrosos cacahuetes que están sobre la nevera mientras nos ponemos al día de los acontecimientos de la semana.

Ya en el hostal probamos nuestra estufa y resulta que funciona de maravilla, además nos han dejado un ladrón bastante hecho polvo así podemos calentarnos mientras vemos la tele. Es que en estos sitios solo hay un enchufe por habitación, suponemos que es para que se consuma poca electricidad.

Aprovechando el calor de la estufa lavamos un poco ropa con la fría y escasa agua que sale del grifo, desplegamos una cuerda en la habitación y dejamos que se vaya secando, así ahorramos un poco en lavandería.

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